Trama; Dimensión Oscura - Esclavo [Kira].

Mi velocidad era impresionante, según recuerdo... a pesar de ser una esclava, desarrollo rápidamente mis habilidades físicas. Mientras estaba cada vez más cerca, comenzaba a oír más la escena de "trabajo", pero, finalmente; llegué, y no estaba sola. Dos hombres se encontraban allí, parecía ser que eran esclavos como yo, sin embargo, uno de ellos estaba por matar al otro hombre. Sin pensarlo, hice un grito fuerte, no chillón, de valentía y fuerza.




No creía que estuviera en peligro en ese momento. De repente, el hombre, levanta su brazo derecho, mostrando el filo y mango de una hermosa katana [espada en japonés]. Sin embargo, el hombre del suelo, ya casi desmayándose, me lanzó una katana, eran casi iguales. La tomé sin pensarlo y entonces, me posicioné para ya prepararme para un combate. De un paso, de cada uno de nosotros, empezamos la batalla. Fui directamente hacia su rostro, pensaba clavarle la katana en su cara, pero, tuve que bloquear un corte vertical de él... y entonces lo tomó del rostro, para así impulsarme y chocar el cuerpo de mi contrincante contra una roca del lugar. Este expulsó un poco de sangre por su boca, pero no se rindió, y me hizo un tajo en mi mejilla derecha. Hace mucho que no había peleado y menos con katanas, pero, no dejaría que mi vida, que mi diario, terminara en esa batalla. Entonces comenzamos a bloquear cada uno de nuestros ataques, provocando que las katanas se gastarán rápido y además, se desvían. Llegaban momentos en que rozábamos nuestros cuerpos con los filos de estas hermosas pero gastadas armas. Mi vida como esclava, apenas había empezado, esto podría pasar todos los días... era como una prisión.
De un momento a otro, tomé el filo de su katana, cortándome un poco la mano... pero así hice que el hombre se impresionará, haciendo que se distrajera, para así acertarle un corte profundo en el pecho. Noté como la sangre caía sobre el suelo, sintiéndome un poco asustada pero aliviada, pensando que la batalla terminaría. Pero, allí es cuando este, se puso un guante de acero en la mano sin la katana, y me acertó un puñetazo en la cara, mientras que yo sostenía el filo de mi katana. Entonces nos separamos; ambos teníamos heridas algo graves, pero eso no nos detuvo a ninguno de los dos.

Era el momento del final, notaba a mi contrincante bastante cansado, se ve que estaba perdiendo bastante sangre. De un impulso con ambos pies míos, me dirijo a gran velocidad, corriendo, hacia el... y así "acerté" una estocada en la costilla derecha de este. Sin embargo, solo era un truco de "magia" echo por el contrincante. El había esquivado mi estocada, poniendo mi katana entre su brazo y su estómago... así es como me sentí desesperada, notando que no podía retroceder porque me tenía sujetada con su brazo. Entonces me da una patada en los pies, provocando que caiga de forma brusca en el suelo; vi la katana elevándose y siendo dirigida hacia mi estómago. Pero... algo tan rápido como el viento, impidió mi muerte, me salvó, era mi héroe.
En esos cortísimos segundos donde vi cómo no tenía la katana en mi estómago, me levanté lo más rápido posible y es así como vi a mi héroe, atravesando el estómago de mi enemigo. Sin embargo, no era del todo bueno, de un golpe con el mango de su katana en el pecho del hombre, lo mandó a volar y entonces quedó mi héroe como un ganador completo; tenía miedo al verlo, por supuesto, creía que era muy poderoso. Me tomó por sorpresa ese "héroe" mío, me ató con unas cadenas y me mandó a una celda. Desde esos días estuve barriendo y practicando cortes en el aire. Era una prisionera, una esclava, nuevamente. Recibí la inesperada noticia de que tal vez, debería pelear en la dimensión... pero también, había recibido una carta de mi "Jefe". Ahora era la esclava de un Demonio Kitsune, esto podría darme oportunidades para obtener más poder.

Próximamente continuará, tal vez haga cinco capítulos, me fijaré.

Los días en esa celda son deprimentes. Lo único que tengo allí son una katana, mi libro y mi bolígrafo... por lo menos, podré seguir haciendo mi escritura. La mañana siguiente, tenía que ir a pelear con otros dos esclavos de la Dimensión Oscura, eran los más poderosos del lugar y yo, los maté. Mi katana estaba llena de sangre todos los días, sin embargo, un día, no peleé porque me negué a seguir matando... ya había probado que era muy fuerte. Me volvía loca en cada batalla, sentía demasiado poder al matar a cada uno de esos fortachones. No se podía negar las batallas, debías pelear todas, y por eso, recibí mi castigo; me colgaron en la pared con cadenas en mis brazos y piernas, mientras que iban escribiendo la palabra "Demonio" en mi estómago, apretaban las cadenas, provocando que yo gritara de dolor. Aún así, aguanté el castigo, que duró dos horas, por lo que caí en el suelo apenas terminó; no me desmayé, me quedé ahí, mirando y respirando lo que podía ser mi último aliento. Uno de esos demonios Kitsune, se me acercó y se paró frente a mi... levantando un poco mi vista, noté que era mi "Jefe", y entonces el dijo;

Kitsune; Escoria humana....

Sin más, se retiró de la habitación, pero antes me puso cadenas nuevamente, estas no me apretaban... parecía que iba a buscar algo y volver. Resultó ser un familiar mío, que no quiero mencionar ni su nombre. El demonio comenzó a torturar a mi familiar, hacía cortes leves y apretaba su cuerpo con cadenas. Yo intentaba escapar, hacía impulso para adelante, pero solamente me causaba más dolor de lo que ya tenía. Gritaba y gritaba de dolor aquella persona, y yo de la furia. Sin embargo, no había nada que pudiera hacer y el Kitsune, de un tirón de la cabeza de mi familiar, se la arrancó. Al ver como la sangre caía al suelo, sabía que no podría hacer más...
Era un infierno estar ahí, no podía aguantar más. Cada día pensaba en asesinarme, pero no podía; encima, todos los días, veía la cabeza y la sangre en el suelo, sin embargo, retiraron esta pocas horas después de una semana completa. Pero, allí es cuando comenzaron a torturarme realmente.

Próximamente continuará, tal vez haga cinco capítulos, me fijaré.

No sabía que hacer, la locura era enorme. Mi vida ya no tenía sentido, a menos que saliera de ese lugar o simplemente, tuviera otro jefe; no podía hacer nada, encerrada en una jaula y maltratada. Según recuerdo, un día vino mi jefe y se puso detrás de mi, apoyándose. Puso sus manos en mi cintura, acariciándolas, y yo apenas dando un giro, fui derribada en el suelo. El demonio se poso arriba mio, poniendo mis brazos para adelante, con solo una mano, y luego comenzaba a besar mi cuello, mientras lo "rasguñaba" con sus colmillos. Ese día fue el peor de mi vida, mi propio jefe me había violado, pero, encima, al día después, me ató con las cadenas en la pared, otra vez.
En la pared con cadenas, comenzó a casi dislocarme los brazos, quemarme en el estómago y hasta hacerme tajos en el pecho. La vida era tan mala en ese lugar, no podía entender por qué me hacían eso. Mi cuerpo estaba totalmente dañado, hasta me dislocaron un hombro por tan solo decir una palabra la cual fue, tortura. La locura podría llevarme al suicidio,y yo tenía una katana para hacerlo, sin embargo, un día pose esta misma en mi cuello... pero no sé cómo, mi jefe se enteró y me tiró la katana; de castigo, me tomó del cuello y me levantó bastante, provocando que me asfixiara y que las cadenas me apretaran bastante. Mi cuerpo no daba más, estaba casi muerta por así decirlo... mentalmente ya no valía, el físico era lo que me mantenía viva.

Sin embargo, un día, sucedió un milagro, mi jefe me bañó, vistió bien y demás para así ser entregada en un salón... donde, supuestamente, me elegiría otro demonio. No sé quién ni qué me haría, pero podría librarme de la tortura por unos días.

Terminado.

Era una noche oscura en ese lugar, aún no me habían tomado, así que dos kitsune's me llevaron a una celda llena de sangre con dos cadaveres humanos.

Kitsunes; Debes beber de la sangre de sus venas... hazlo y seguirás viva.

Al escuchar esas palabras, ya de estar sin cerebro, comencé a tomar la sangre de sus venas. Fue y era la única comida y bebida que tenía en ese lugar. Mis labios y dientes comenzaban a empaparse de sangre de una manera increíble... simplemente era sangre en mi cuerpo, puesto que antes me habían echado un balde de sangre humana en el cuerpo. Los kitsune me tomaron de ambos brazos y me llevaron hacia una mansión, donde noté un trono con dos humanos allí. Uno de los demonios kitsune, llevó su cola a mi cuello y jugueteaba con ella mientras aún seguía en mi cuello; tenía un miedo impresionante, ni lo podía creer, encima el Kitsune se reía y me ahorcaba cuando intentaba escapar. Sin más, me tira contra una pared donde había cadáveres de humanos tanto como de vampiros... allí me clavaron cuatro dagas; una en cada hombro y una en cada pie. Así me tenían inmovilizada, mientras que ellos torturaban humanos y se los comían delante de mi. Como ya era de esperar, no era más humana. Lentamente me sacaron las dagas de la unión de mis extremidades, para así, yo misma torturar y comer a un sujeto.
Me dieron una katana, con la que corté finamente cada brazo del sujeto. Miraba con algo de frustración la sangre saliendo de las de sus ya cortados brazos, eran como cascadas. Mientras que avanzaba hacia este, manchándome de sangre, comencé a hacerle tajos profundos en el pecho y estómago, provocando que este se fuera desangrando poco a poco, sufriendo. Lentamente, comencé a jugar con él, como todo Kitsune, lentamente lo desnudé, y lo excité [haciéndole sexo oral] al sujeto... sin más, este llorando del dolor pero de alguna manera, disfrutaba de la excitación, le corté el miembro masculino. Este cayó al suelo, ya habiendo perdido tanta sangre, clave mi katana en su estómago para abrirlo y darle los órganos a los dos Kitsunes.
Sin más, otros dos, me llevaron a una habitación, donde allí me dijeron;

Esta es la última fase para completar tu ira... mata a tu padre.

Es entonces, como rápidamente aparece mi padre frente mío, de rodillas. Mi alma y mente ya estaban condenadas a un destino demoníaco, por lo que así, clavé mi katana en su estómago para luego clavarla en medio de su pecho. Mientras que este caía en el suelo, corté su cabeza a la mitad, según recuerdo. Y así es como mis ojos se volvieron rojos, dejando que un grito saliera de mi boca.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH

Terminado.